LO QUE NO DICEN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Publicado en por Julio Mauricio Pacheco Polanco

 

En este país hay corrupción pero no nombres. Escuchaba unos temas de mi generación, de esos 80 cuando el discurso era ese: “¡Cambiemos el mundo!”. Cuántos quedaron en el camino, me pregunté, cuántos vieron la política como un medio ilegal de enriquecimiento. Pero claro Mauricio, todo aquel que se meta en política tiene derecho a favorecer con sus leyes a quienes les han financiado sus campañas, hablábamos de los parlamentarios elegidos. Descreía mucho del cinismo de este abogado que de manera sutil me decía que la corrupción era algo normal. Pero es que lo que se comenta en los medios de comunicación no es la totalidad de lo que ocurre en el país ni en el mundo. Sorbía mi café. La lluvia no cesaba y desde los portales, el panorama era agradable. Este fin de semana tengo un compromiso, me han invitado al matrimonio entre un taxista y un travesti. Por favor, esos temas son desagradables, evita comentarlos en mi presencia. Pensé que era una mala influencia, que ser leído, culto, al menos de la forma de ser o su estilo de vida, no compartía mi forma de pensar y estaba muy lejano de mi conducta. Esa amistad no duró mucho.

Es que la libertad de expresión solo existe en la medida que esté uno correctamente informado, ahora la pregunta es; ¿qué es estar correctamente informado? Te dirán qué es correcto desde su conveniencia. La Coca Cola servida sobre el despacho desde una ventana donde el cielo acogía un barrio residencial cuya costumbre es practicar el silencio me hizo reflexionar una vez más sobre la información. Entonces, alguien que desconoce lo que ocurre a su alrededor, no hace un uso legítimo del derecho a la libertad de expresión. Pues sí Mauricio, mientras menos sepas, en más desventaja estarás ante quien converses. Allí es donde hacen gala de la mentira aquellos ladrones que ante tu desconocimiento, se harán los muy nobles y decentes.

No hay nombres, todo es encubierto por los que deben investigar y sancionar. Mucho ha ocurrido sin que la gente se haya enterado, muchas cosas pasarán sin que lo sepamos. Los que denuncian la corrupción en Perú solo denuncian sesgadamente, no lo dicen todo. Recordaba en ese momento cuando fui entrevistado para la presentación de uno de mis libros en una radio que era bien sintonizada en la ciudad, allí me di cuenta que una cosa era lo que se decía en el intercambio de información con la entrevistada, una candidata a la alcaldía de un distrito de la ciudad, quien habló con el micrófono apagado temas totalmente diferentes a los que se abordaron cuando se dio la entrevista con el micrófono prendido. Qué clase de libertad de expresión es esta, me dije. En quién debía creer entonces. Debes leerlos a todos, me dijo un tío alguna vez, lee primero sus editoriales, pero léelos con un serio análisis crítico, no para que te enteres, sino para que sepas cómo piensan ciertos sectores de la población peruana. La gente compra los diarios para decir lo que debe decir en sus temas de conversación donde esos periodistas vendidos les dan argumentos para mentir en un medio donde todos mienten, donde nadie cree en nadie y en donde si pueden, te dirán que ocurren milagros en su casa, que hasta un platillo volador estuvo en el cielo de sus patios. La gente es descarada Mauricio, mejor dicho, tienen cara de palo. Ser un sinvergüenza no es tan malo, acotó finalmente.

La gente se asusta cuando se habla alto y fuerte, es allí cuando empiezan a incomodarse. Nadie sabe cómo llega el dinero a las demás personas. Siempre sospechamos que los que progresan de la noche a la mañana sin trabajar es porque venden droga. Yo que soy abogado, aprendí a medir mi información con las personas que trato, aprendí a adaptarme a la cultura de cada persona que conozco. Por eso Mauricio, hablar claro y fuerte, o escribirlo como lo haces, debería ser el proceder normal de los demás escritores, pero les dieron alcohol, drogas, les alentaron en una bohemia desde la cual se quedaron sin autoridad moral para acusar. La juventud es una constante secuencia de errores poeta. Tú tenías los pies entre la universidad y las fábricas, y claro, los libros que para los de tu generación les causaba tedio, aburrimiento. No es tan fácil hablar sobre ciertos temas doctor. Sorbí de la gaseosa mientras calaba mi tabaco. Sí lo es si sabes cómo ampararte en La Ley que defiende la libertad de expresión, volvemos al mismo tópico: estar informados hasta para defenderse. Yo por ejemplo te revelo lo que sé porque tienes ética, otros aprovechan la información para hacer extorsiones. Son esos pobres diablos que quieren hacer dinero rápidamente, te estoy hablando de periodistas oportunistas que como veletas pasan de un lado para el otro con mucha facilidad, para ellos no existe esa delicada línea roja donde la ética está siempre presente.

Ni los darán nunca Mauricio, no dan los nombres, en los casos de corrupción, los peces gordos no caen, caen los contadores. Siempre hay chivos expiatorios en todas partes. Las primeras cabezas a juzgar son los ex Presidentes, pero ellos saben que no les pasará nada, pues están enterados de todos los dolos que en su gobierno se cometieron, (no existen los Presidentes cándidos, Mauricio, ¡entiéndelo bien!), y saben quiénes son los que con ellos cometieron todo tipo de acto doloso donde hubo corrupción. Por ello, juzgar a un ex Presidente, es hacer temblar a medio país, no quieras que te explique el por qué. Poeta, los Presidentes no roban solos, más claro no puede estar.

 

Julio Mauricio Pacheco Polanco

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