EL ESCRITOR QUE PERDIÓ EL TALENTO
Porque cuando se rompe el encantamiento,
¡Esas noches llenas de soledad solo para la musa!,
Cuando era necesario conversar con ella,
Escribiendo, escribiendo,
Tras el imperio de su amor
Otorgando el verbo para la creación,
Explica así a los que no cesan de escribir, día tras día
Tras el influjo de su inspiración,
¡Presencia invisible que se apiada de la soledad!,
Numen donde ella aparece,
Para curarte las penas,
Hasta que estés sanado,
Porque detrás de lo propuesto,
Así son las tristezas, las frases increíbles,
La lucidez para crear otro mundo,
El silencio donde solo ella habló.
Y fueron los poetas, los novelistas
Y los que se aferraron a la vida de esta forma,
Por cuanto libro escrito, por cuanta hora difícil,
Por cuanto amanecer donde sin saberlo,
Ella estuvo acompañando, fielmente,
Como amiga de toda la vida,
Para no perder la razón, para no ceder al suicidio.
¡Pero, oh, mujer que es el placer y el amor!,
Vientre que agita la existencia y se lo lleva todo,
Que no he escrito mayor cosa cuando me enamoro,
Bien dice la Musa, mal pagamos los poetas a su protección,
Cuando ya no nos sabemos solos
Y la mujer que nos roba el alma es la más bella de todas.
Reza la Musa que siempre volvemos,
Que así ha sido siempre,
Que ésa es nuestra maldición y su triunfo.
Julio Mauricio Pacheco Polanco
Poeta
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Julio Mauricio Pacheco Polanco